Mi mujer tenía la fantasía de vestirse de puta e ir a los sitios donde se solían poner a pasearse por allí así vestida y que la tratarán como una puta de verdad. Lo que empezó así, dejándose ver y alguna vez, tocar, pasó con el tiempo en hacer pajas o mamadas a cambio de dinero. Y al final, dejarse follar como una puta cualquiera. Era algo realmente morboso estar en el coche viéndola trabajar
la classe non è acqua